En el sur de Gran Canaria encontrarás un desierto de arena dorada que nació donde nadie lo esperaba.
Las dunas de Maspalomas reciben al viajero con sus cuatrocientas hectáreas de extensión a los pies del océano Atlántico y su antiguo faro, que guía sus pasos desde 1890, hoy convertido en el inicio de un moderno boulevard.